Los invasores!!

Si alguno ha entrado corriendo esperando ver aliens, extraterrestres venidos de galaxias lejanas, marcianos de los de Mars Attacks o a la pandilla de que aquella vieja leyenda ... vais dados.

Claro que visto lo visto, yo casi prefería haberme encontrado con un E.T. en mi jardín. Siempre me pareció adorable aquel bichillo. La primera vez que vi la película lloré hasta la desesperación. Y no era porque le fuesen a analizar y a someter a mil perrerías (que también) ni porque se fuese y dejase a Elliot compuesto y sin novio, sino porque yo quería uno, pero uno que fuera sólo mío (sí, siempre he sido bastante egoísta, aunque se me puede apuntar como dato a favor que jamás lo he negado. Es más, lo reconozco abiertamente), y que nadie me lo pudiera quitar nunca jamás, ni para investigación ni para cosas del demonio. Mío y sólo mío. Y ser la envidia del barrio y que mis amigos se tiñesen de verde, no para parecer marcianos, sino de la envidia que les fuese corroyendo poco a poco. Y yo ahí, disfrutando de un ser venido de vete a saber dónde, pero más o menos de mi tamaño (el de entonces, aunque el de ahora, la verdad, no es muy diferente). Y ser la estrella (yo, no el bicho). Ains, pero esas cosas siempre les pasaban a los americanos, y siempre en el cine (ya empezaba yo a ver que las cosas reales no tenían mucho que ver con lo que salía en pantalla). El caso es que fuera como fuese, nunca he tenido tanta suerte como de encontrarme algo así a la puerta de casa.

Los que sí que me visitan sin haber sido invitados son otros pequeños invasores. Que diréis, pues qué tontería, vaya mierda de invasión. Pero ahí querría yo veros si fuesen del tamaño de Gasol (por ejemplo que ahora mismo no se me ocurre nadie más grande).

Esta es de las de toda la vida de dior,

y ni le tengo miedo ni me molesta que me visite.

Es más, hay quien dice que es bueno para las flores.

Esta ya es un poco más "rarita".

Y me acojona.

Y es que el año pasado, o el otro, no recuerdo, venía un artículo en la prensa

que hablaba de una auténtica invasión de estos bichitos

venidos no del Espacio, no,

sino de otros países y que estaban haciendo estragos en la agricultura.

No sé si esta es mala o buena, pero tenía una pinta venenosa que vamos... para echarse a temblar!

Y esta ya era lo peor de lo peor. De estas tuve varias y

no sé porqué extraña, amén de misteriosa razón

sólo conseguí esta foto. Ni con macro ni con nada, no había forma de retratarlas

vete a saber si no tendrán algún extraño método de camuflaje

y hubiera necesitado una cámara de esas capaces de "capturar el alma".

No sé si podrá apreciarse bien en la foto, pero en un momento dado,

dejaba su cascarón y salía el bicho asquerosísimo.

Un disgusto, os digo.

Afortunadamente (no gracias a mí, que me negué a echarles cualquier cosa

por si eran beneficiosas y sólo feitas)

han ido desapareciendo y sólo quedan las lindas, bonitas y tradicionales de

toda la vida.