De premios, despedidas y otras cosas

A pesar de llevar en "mi otra casa" casi seis días, lo cierto es que tengo la sensación de no haber aterrizado todavía. De un lado, fueron tantas las cosas vividas con los sentimientos a flor de piel que mi corazón sigue por la piel de toro (de donde nunca me iré del todo), de otro que, primero por el cielo gris, y ahora por el calor y el cielo no azul del todo, pero mejorando, no me centro.

Por mis devaneos cerebrales nunca he sido una persona muy centrada, salvo en cuatro cosas básicas que no es plan descubrir aquí y ahora (ni allí y después, que son mías y sólo mías. Sí, tengo mi lado egoista y ya os lo he confesado en más de una ocasión). El caso es que entre eso, los cientos de post atrasados que tenía y los muchíiiisimos que me faltan por leer, me veo ahogada, sin respiración y, con tanta cosa para hacer, precisamente, es cuando menos me apetece hacer nada. No es de ahora. Siempre me pasa igual. Soy lo peor, aunque Conxa no me crea cuando lo digo. Si lo sabré yo que me conozco desde hace la tira!.

En el repaso a algunos de los múltiples blogs que visito, que la lista es larga pero no sobra nadie, me he encontrado sorpresas muy agradables, historias muy tiernas y alguna que otra aventura no tan alegre. También he recibido, en esta ausencia que a mí se me hizo corta y a algunos, por lo que dicen, eterna, cuatro premios como cuatro soles. Mi maestro Iago no me ha pasado ni un solo gramo de inteligencia o agudeza, pero sí todo su amor por los premios. Así que, como no podría ser de otra manera, eso me ha hecho más feliz que una perdiz (que digo yo que quién sería el listo que las entrevistó para saber si son felices o no, que en la cazuela no creo que se encuentren como si hubieran alcanzado el nirvana, no?).

Gracias, PUJAITA, por ser tan inmensamente generosa conmigo. No sé si merezco tanto, reina, pero me ha hecho una ilusión del copón cada uno de los tres premiazos que me has dado.

El cuarto, al mejor comentario emotivo, me llega del otro lado del Atlántico, de manos del inigualable JB (Loco pero cool). Este es un premio que me llena de orgullo y satisfacción (qué político suena esto, no?), pero también de una inmensa tristeza porque JB ha decidido cerrar su blog. Cuando pasé a hacerle la visita no me dejaba entrar. Dije, nada, problemas de conexión. Volví a intentarlo a los cinco minutos, y a los diez y a los quince (sí, soy tremendamente cabezona, y sí, también tengo la mala costumbre de no pararme a leer lo que ponen las cosas sino es el sitio adonde quiero llegar). En el blog de la Aspirante descubrí, de mano del propio JB, que lo había cerrado porque quería dedicarse más a la vida real. Y le entiendo porque un blog trabajado como el suyo, con unas historias que podrían llegar a ser guiones (alguno de Pokemon, también, que la edad es lo que tiene), suponía un esfuerzo titánico y a ciertas edades lo importante es vivir. Bueno, eso es importante siempre. Yo misma, si tuviese más vida real, seguro que tendría menos virtual y os echaría muchísimo de menos, sin duda, pero asumiría que es el precio que hay que pagar. Siempre hay que pagar alguno, en esta vida no se va nadie de rositas. Y yo eso lo tengo asumido desde hace tiempo.

Conservo todos sus post (dior bendiga al reader), algunos tan memorables como aquél en el que escribía pensando en los nombres que les pondría a sus futuros hijos (angelito, sin haber cumplido los 18 y ya pensando en esas cosas...).

Ya he hablado en otras ocasiones de lo mucho que me ha hecho pensar esto del blog acerca de las relaciones personales. Ninguno de los otros medios que he probado en internet (y os confieso que no han sido pocos) me había dado tanto en tan poco tiempo y os tengo un cariño sincero, a todos y cada uno de vosotros. JB es uno de los personajes especiales que llegaron a mi vida vía blog y me niego a olvidarle, aunque le animo en su entusiasmo por vivir la vida, la real.

Me pregunto si él mismo habrá guardado copia de lo escrito, si yo algún día haré lo mismo con mi blog, si no me dolería borrar el rastro (pequeño o grande, divino o mundano) que haya ido dejando... y no encuentro las respuestas, sólo lo mucho que le echo de menos.

En otro orden de cosas, Yeray me ha hecho sentir que no me acordaba de él, pero no bonito, no, por supuesto que me acuerdo y te había incluido en mi post despedida (como no podía ser de otra manera, que tu Biraplaymobil ha pasado ya a los anales de la Historia y la guerra que le queda por dar).

En fin, que una vez más he descubierto que detrás de cada pantalla, de cada post, hay personas reales, de carne y hueso, con sus vidas, sus historias, sus alegrías y sus penas, que unos estarán siempre y otros se (nos) irán (iremos) yendo. Real como la vida misma.