jueves, 30 de abril de 2009

Día triste

El día se prometía alegre, divertido, tan ameno como todos los 30 de abril que he pasado aquí: la gente vestida de color naranja, los holandeses haciendo gala de la tremenda imaginación que atesoran, los vecinos intentando vender esas "porcalladas" que todos vamos atesorando en casa y para las que nunca conseguimos reunir el valor suficiente para tirarlos a la basura de una buena vez. Madrugamos para no encontrarnos con el mogollón de siempre. A pesar de eso, eran ya muchos los puestos que estaban preparados para la fiesta que vendría después y pudimos disfrutar viendo personajes como la mujer de la foto. El cielo vestía sus mejores galas y el sol, que tanto he echado de menos últimamente, lucía con todas sus ganas. Perfecto. Nada podía salir mal. Fuimos recorriendo las diferentes calles y encontrando aquí y allá personajes dignos de foto (aunque, ya sabeis, nunca me atreva a fotografiar todo lo que quiero), trastos viejos se mezclaban con "aparatos de última generación" de marca nisu (ni su madre conoce la procedencia), los niños reían mientras los mayores disfrutaban todavía más que ellos viendo la ilusión que ponían en la venta de sus viejos juguetes, de las galletas que prepararon con mamá... Lo cierto es que pasamos unas horas muy agradables. Incluso nos hicimos unas buenas risas cuando asistimos (atónitos) al rescate de una muñeca que algún desalmado había lanzado a un canal. Suponemos que el rescate, más que por la muñeca en sí sería para evitar que algún padre desquiciado tomase nota del acto... que con estas cosas nunca se sabe.














A la vuelta decidimos parar en una pastelería y comprarnos una tarta de fresa que nos encanta. Venía, cómo no, con sus banderitas correspondientes, y es que el Día de la Reina es fiesta nacional, y más que un tributo a la soberana es un día de hermanamiento, de convivencia, de fiesta, en la que todos lucimos nuestra mejor sonrisa. Disfrutamos un rato más del sol en la terraza, con las plantas que el Costillo ha cuidado en mi ausencia más hermosas que nunca (al final el de los "dedos verdes" va a ser él), del café y de un buen pedazo de tarta. Y encontes el Costillo dijo que iba a ver qué actividades habían preparado en esta ocasión.














Cada año, en estas fechas, la familia real prácticamente al completo, va a algún pueblo o ciudad y allí se preparan diversas actividades y juegos en las que participan todos sus miembros, en compañía de los ciudadanos. Este año el lugar era Apeldoorn y todo estaba saliendo fenomenal: buen tiempo, muchísima gente y un buen puñado de ganas de disfrutar de la jornada. Todo perfecto hasta que un tarado arrolló con su coche a veintitrés personas. Cuatro de ellas, lamentablemente, han muerto. Hay varios heridos graves, otros leves y algunos que ya han sido dados de alta. Terrible. No está del todo claro qué es lo que buscaba este "personaje", si era atentar contra la familia real o simplemente montar un buen pollo. Yo hay cosas que no entiendo. Puedes ser monárquico o republicano, de hecho quien esto suscribe se inclina claramente hacia la segunda opción, pero de ahí a "reivindicar" cambios de forma violenta hay un trecho. Han dicho que es un hombre de 38 años, que recientemente se ha quedado sin trabajo y, como consecuencia, ha visto rescindirse el alquiler de su vivienda. Si cada persona a la que le pasa esto se dedica a ir matando por ahí, que dior nos pille confesados!

Me parte el alma pensar que cada vez hay más gentuza dispuesta a estropear las ilusiones de los demás y se dedican a hacer daño porque sí, porque ellos lo valen. Un día de convivencia terminó como el rosario de la aurora y no se sabe si se repetirán estas actividades en los próximos años. Este individuo ha muerto esta noche. Por mí, él y los que piensan que la violencia es la única vía, pueden pudrirse en el infierno!

viernes, 3 de abril de 2009

Vamos que nos vamos!!!


Estamos de enhorabuena!! Me voy a mi España querida y así vosotros podréis descansar de mí y yo dedicarme a lo que más me gusta del mundo: dar y recibir mimos!! Tengo ansia pura de ver a mis Padres, de darles todos esos besos y abrazos que se quedan en el tintero cuando estamos separados, de conversar con ellos hasta que se me cierren los ojos de puro sueño (y es que allí vuelvo a ser el bicho nocturno que he sido siempre, pero cuesta sacudirse la costumbre de irse demasiado temprano para la cama, como hacemos aquí).


Muchas veces me preguntan si echo de menos mi país. La respuesta es "no exactamente". No echo de menos la tierra (bueno, valeeeeee, a veces!!), ni el sol, ni el clima, ni ese frío seco tan diferente al que hace aquí, no. Lo que echo de menos es a mis Padres, a mi Hermanísimo, mi Cuñá, mis Sobrinísimos, a mis Amigos (que son pocos, cada vez menos, pero los mejores), la comida, el tomarme cafetones con las vecinas y charlar hasta que la lengua se me queda más seca que una alpargata. Echo de menos, en fin, esas "pequeñas" cosas que hacen la vida diferente, que no apreciamos demasiado cuando tenemos y que no podemos dejar de echar en falta cuando están ausentes.


No sé todavía si tendré tiempo de dejar algún post programado para que no os olvideis del todo de mí. Ya veremos. Lo que sí os dejo (y podéis considerarlo un regalo) son las primeras florecillas que han salido este año: mis "pensamientos" se quedan con vosotros, pero yo me las "suspiro"!!

jueves, 2 de abril de 2009

Nuevo intento

Estos días ha habido más tarea de la habitual. Ya sabeis, hay épocas en las que sobran horas del día y otras en las que parece que todo se acumula y no se acaban nunca las cosas que hay que hacer. A pesar de ello, aún he tenido un ratillo para experimentar con mis gatines. MamáCostillo le regaló al Chipie un nuevo arnés (que el otro se lo quitaba todo el tiempo y era como no ponerle nada) para que pueda salir a tomar el sol (que estos días, en una muestra de generosidad infinita, ha decidido hacer acto de presencia).

Como ya os he contado, Snake anda siempre a su libre albedrío por la zona de atrás. No le llega con nuestras terrazas y pulula por todo el vecindario. Es tan sumamente marujo que yo me lo imagino entrando en casa de los vecinos, y a éstos la primera vez que le ven, acojonaditos perdidos al ver la mole que ha invadido su casa. Es harina de otro costal el bicho este. PapáCostillo le construyó una escalera (Stulti, qué pena que no he hecho foto, jajaja) para que pudiera subir sin problemas porque hay algunas diferencias de altura. Y ahora anda por lo que él considera sus dominios como pedro por su casa, haciendo la ronda como si fuera el sereno, que estoy por cambiarle el collar por un buen manojo de llaves. Sin embargo, los otros dos (pobrecicos míos) todavía no se han ganado la confianza de poder andar sueltos. Boo tiene la costumbre de escaparse siempre a las zonas más imposibles, justo esas donde no puedes cogerlo. Y él, tan obediente siempre, cuando está allí cual marajá y le llamo, me mira con una superioridad y una prepotencia que me dejan sin habla. Y no se menea el tío!!


Con Chipie ya hemos tenido algún que otro disgusto. Todavía recuerdo el susto que nos dio a los pocos días de traerlo del asilo. Yo estaba en España y el Costillo me llamó a una hora inusual para él (que se acuesta cuando las gallinas). El pobre casi lloraba. Chipie había desaparecido y no había manera de encontrarlo. Recorrió el barrio con su lata de comida y le salieron al encuentro tropecientos gatos... todos menos el nuestro. Estaba desesperado. A las cinco de la mañana el señor Rojo (alias Chipie) decidió que ya estaba bien de andar por ahí de picos pardos y regresó. Se acercó a la ventana del dormitorio y empezó a golpear el cristal con la patita para que le abrieran. Al Costillo casi le dan los siete males, pero creo que si le tocase alguna vez la lotería no le haría la misma ilusión.


Así las cosas, o no salen (lo cual a mí me parte el alma) o tienen que salir atados, que es la opción menos mala, aunque no la idónea. Bonnie ya lleva mucho tiempo saliendo con correa y lo lleva bastante bien. Se pasa horas espatarrado al sol (cuando lo hay) y pillando alguna mojadura cuando a mí se me olvida que está en la terraza (corramos un tupido velo, please). Pero con Chipie todos los intentos fracasaron: todavía no sé cómo cada vez que le sacábamos conseguía quitarse el arnés y el collar y se largaba con viento fresco.


El primer día, cuando le colocamos su nuevo arnés, fue un espectáculo, porque no había forma humana de hacerle meter las patitas por su sitio. Y encima, el pobre, estaba acojonado perdido. Andaba cual Robocop que es que era de partirse de risa (pobre!). Por si la nueva situación no fuese lo suficientemente lastimera para él, Snake, aprovechando que estaba atado, lo acosaba (y derribaba, claro) con una saña que a mí me hace pensar que este gato está poseído por Belcebú. Incluso que él mismo es Satán! Así que el bueno de Chipie, como alma en pena, volvía a entrar en la casa y se acurrucaba en un rincón. No podía ni acercarme a cogerlo del pánico que le entraba.


Ayer, por motivos que no vienen al caso, tuve que estar bastante tiempo en la terraza, así que aproveché para sacar a los tres. Boo a lo suyo, pasando de todo, acostado bajo la lavanda o persiguiéndome para que le de su ración de mimos, que este gato no se cansa!. Snake correteando tras los pájaros hasta que fue consciente de que tenía una víctima mucho más asequible: Chipie! Menos mal que estaba yo para controlarlo. Al final conseguí que volviese a dedicarse a sus rondas de vigilancia y Chip pudiese disfrutar de un poco de "libertad". Y vaya si lo disfrutó! Haciendo caso omiso del arnés se dedicó a investigar cada una de las plantas, cada ruido, cada esquina. En fin, que parece que hemos dado un paso más. Aunque, todo hay que decirlo, en uno de sus ataques de pánico ya ha conseguido quitarse el arnés una vez... todo será cuestión de adelgazar y si no lo usa el gato podré utilizarlo para numeritos bondage!