Bonnie es el gato más caro de Holanda. No, no es de “pura raza”, ni tiene pedigree ni desciende de la gatita de Sissi emperatriz. No, Boo es un gato callejero que un buen día decidió adoptarnos. Se presentó en nuestra terraza mientras desayunábamos. No sabemos de dónde vino ni adónde iba. Simplemente debió pensar que no seríamos unos malos “compañeros” de piso y aquí se quedó. Fueron muy bien los primeros años hasta que enfermó terriblemente. Se nos moría y no quedó más opción que operarle… tres veces!
Ahora está hecho
Os preguntaréis qué hace de él un gato especial, y no sabría por dónde empezar a contarlo. Es dulce, es cariñoso, es mimoso hasta la desesperación, pero además es quien viene cada mañana a despertarme, dándome los buenos días con una traca de lametones que no tienen parangón. Ya no puede pegarse aquellas carreras cual tigre de bengala, persiguiendo a todo aquel minino que osase adentrarse en su territorio, aunque sigue manteniendo su carácter cuando alguien (como Snake, de quien hablaremos en otro momento) decide perturbar su paz quasimonacal.
Boo adora las caricias, el pollo, el atún y a mí!, casi tanto como yo le adoro a él. Odia que le despierten (salvo si lo haces dándole más mimos), a los niños y a la mayoría de desconocidos. Aunque, eso sí, no tiene la mala costumbre de arañar, a nada ni a nadie.
No quería dejar pasar mi primer día de bloguera sin dedicarle una entrada, porque él lo vale!!
1 comentario:
La que se enamoró del Gato(en los mejores cines)
tú eres mi versión española de la Señorita Okumura.
qué vivan los gatos que hacen compañia y los peces biónicos que tranquilizan por la noche
beso grande
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