martes, 21 de octubre de 2008

Sábado, 13 septiembre 2008: DÍA 5, camino de Ngorongoro.

A Mamá,
para que salga muy pronto del hospital.



La jornada en el Serengeti nos dejó agotados. Tantas emociones, tanta aventura y tanto animal como habíamos visto brindaron su efecto relajante y dormimos a pierna suelta… aunque no muchas horas. A las cinco y veinte de la mañana había que estar en pie. Dejar las maletas preparadas, arreglo personal y a por otra aventura. Habíamos quedado con el guía a las seis de la mañana, para tomar un cafelito y ponernos en marcha. Fuimos los primeros en llegar a la cafetería, llena de personal en tareas de limpieza. Quizás por mi mal despertar, me llamaron la atención dos cosas: la primera que ellos ya estaban con la sonrisa puesta (quizás es que nunca se la quitan) y que yo me encontraba más excitada que malhumorada. A las seis y cuarto llegaron los que serían nuestros compañeros, tres jóvenes norteamericanos. A las seis y veinte salimos del lodge, a pie, para realizar el paseo planeado el día anterior.

A pesar del cartel que hay a la entrada, advirtiendo de la cercanía de animales salvajes, a pesar de todas las precauciones que se toman para acompañarte del restaurante a tu habitación y viceversa, no llegué a creerme que los animales anduviesen tan cerca del Hombre hasta que, recién pusimos el pie en los jardines nos encontramos con muchísimos excrementos. Los de elefantes, muy cerca del contorno de la piscina, me dejaron sin habla. No me había planteado que se aventurasen a llegar hasta allí. Bajo la atenta mirada del ranger (a mí esto de estar cerca de alguien armado siempre me da un poco de repelús, será que tengo una imaginación desbordante y a menudo pienso en lo peor, pero es que en esos casos siempre, inevitablemente, me da por pensar que si a esa persona se le gira un poco un tornillo, nos puede dejar más secos que la mojama en cuestión de segundos. Ains, qué daño me ha hecho ver tanta película), el guía nos va explicando los usos que la gente les ha dado (y les da) a los excrementos, desde material de construcción a material sanitario. Nos comenta que la caquita de un elefante pesa más o menos lo mismo que un dick dick, seis kilos, y un montón de cosas interesantes, como por ejemplo mil historias acerca de la laboriosa vida de las termitas, bichos que, por lo que pude deducir, a él le apasionaban, o cómo cada animal sigue más o menos su propio camino y por aquí caminan los elefantes y por allí los búfalos. Tal y como nos había demostrado con su guitarra la noche anterior, este hombre es un mago con la voz, y la va modulando de forma que te sumerge en el relato o te hace subir y subir hasta perder el contacto con el suelo, levantando el vuelo no sólo de la imaginación. Sería un perfecto cuentacuentos. A mí me recordaba al hombre de El Resplandor, el que le va explicando al nene que tiene un poder especial… y temblaba pensando que me señalase y me dijese que yo también tenía “el don” y empezar a ver muertos… No estoy en edad de andar moviendo el dedito y diciendo que mi amigo Tony dice bla o blo. Así que me dejé de tonterías, puse cerco a mi imaginación y me concentré en atender a sus explicaciones y empaparme del paisaje, sin dejar volar mi mente más allá.














El amanecer me hizo enmudecer (a mí, que soy capaz de hablar debajo del agua). En cuestión de segundos el sol fue alzándose, tiñendo las nubes de colores maravillosos hasta iluminar todo con su inmensa presencia. Las vistas eran realmente espectaculares y desde allí, aunque con mucha distancia de por medio (agradecí la prudencia de mi señor Costillo de haber comprado prismáticos), conseguimos ver manadas de elefantes, grupos de jirafas, algún dick dick temeroso, y pájaros, muchos pájaros… y la inmensidad, la dimensión infinita del Serengeti que se te mete hasta en los huesos.




Regresamos al lodge, nos metimos un buen desayuno entre pecho y espalda (que esta vez teníamos justificación) y, casi corriendo, tras cerrar la cuenta y hacer que recogiesen nuestro equipaje, nos reunimos con Amir, que nos esperaba para abandonar el paraíso. Afortunadamente nos llevaría a otro, con lo que la despedida no fue tan dolorosa. Nos dirigíamos a Ngorongoro.

En el camino que nos alejaba del Serengeti nos cruzamos con más búfalos, pájaros (como el turaco), antílopes, gacelas, impalas, los hipos en el río Seronera, gansos del Nilo, faisanes… y un sinfín de animales más. Llegamos a una zona de llanura infinita en la que, como por arte de magia, había aquí y allá algunas rocas enormes (kopjes). En una de ellas vivimos uno de los momentos más apasionantes, al descubrir a un inmenso león oteando el horizonte. Sacamos fotos a placer. Él nos observaba y lució como el mejor de los modelos: ahora me pongo así, ahora asá, ahora me levanto, ahora me acuesto, ahora os doy el culete, ahora os muestro mi preciosa melena mecida por el viento… fue impresionante. Ninguno de los que habíamos visto antes me pareció tan bello. También me sirvió la experiencia para echar pestes de nuevo por no tener más capacidad en la cámara. La diferencia entre las fotos que pudo hacer el Costillo y las mías es abismal. Aunque lo digo en bajito para que mi cámara no se enfade, que safaris aparte estoy contenta con ella.




Un poco más allá, en una laguna, hicieron nuestras delicias cientos de pájaros raros (para mí, casi todos lo son, pues más allá del canario todos me son desconocidos), las gacelas y los impalas campaban a sus anchas, ajenos a la presencia no muy lejana del león y un chacal nos regaló por fin primeros planos. Qué bellísimo es este animal.














Salimos de Serengeti con la impresión de haber vivido una experiencia inolvidable y prometiéndonos que algún día (si Buda lo permite) volveríamos. Desde allí nos fuimos hasta el Oldupai Gorge Museum, sito en la Garganta de Olduvai (u Oldupai, en masai), lugar conocido como la “cuna de la Humanidad”, donde se encuentran importantísimos yacimientos paleontológicos y arqueológicos prehistóricos. Allí se hicieron espectaculares descubrimientos de fósiles de homínidos. No existe ningún otro lugar con yacimientos de dos millones de años con ese grado de preservación. El museo cuenta con restos de animales y homínidos, nos permite viajar hasta los orígenes de la Humanidad, aunque las valiosísimas huellas homínidas… tienes que conformarte viéndolas reproducidas. Las auténticas están a buen recaudo.


A mí los baches me producen unas ganas inmensas de mear. Os lo puedo decir más fino, pero no más claro. Y con la cantidad de ellos que hay en Tanzania, la verdad es que pasé todo el viaje haciéndolo o aguantándome las ganas. Llegados al museo, salté como gacela en apuros hacia el wc y casi muero. Juro por dior y la virgen que prefería haberlo hecho en la sabana, aunque un león estuviera acechando mi pandero. En mi vida estuve en un sitio peor. Casi muero de agonía, ahogada intentando no respirar. Horroroso de la muerte, oiga.

Además, vivimos allí una experiencia poco menos que paranormal. Estábamos en museo, y el Costillo se quedó mirando fijamente a una mujer. La mujer le miraba fijamente a él. Y ambos, como embobados no sabían si seguir su camino o decirse algo. De repente cayeron de la nube y, aún extrañados, dijeron cada uno el nombre del otro. Flipando por haberse encontrado en un sitio como aquel. La mujer en cuestión es compañera de trabajo del Costillo (que se jodan los malpensados, que no era una antigüa amante ni le había dado un flechazo). Decir que el mundo es un pañuelo se queda corto aquí, porque de verdad que ese lugar está en medio de ninguna parte. Nos quedamos todos alucinados.

Después de darnos una vueltica observando los restos en el Museo, y de marujear en los puestos de souvenirs, nos dirigimos hacia una especie de merendero con vistas espectaculares sobre la garganta y nos volvimos a encontrar (claro que ahora no fue una sorpresa) con la colega del Costillo. Aprovechamos para hacer unas fotos del encuentro casual que seguro servirán para hacerse unas risas en la oficina.














Ya en el parque de Ngorongoro, en un paisaje casi lunar, volvimos a ver poblados masais, mil masais caminando por aquellas tierras desérticas con rumbo hacia quién sabe dónde, perdidos en aquella inmensidad. En esa zona pudimos apreciar la estación seca en estado puro y no pudimos sino sorprendernos al descubrir que incluso allí es posible la vida. Cientos de personas a lo largo del camino trabajaban preparando drenajes para la temporada de lluvias, que esperarán, y nunca mejor dicho, como agua de mayo.














Por fin llegamos al Ngorongoro Serena Lodge, donde nos recibieron (como siempre) con toallitas húmedas y calentitas para quitarnos el polvo de encima y un zumo natural delicioso. Nos fuimos a nuestra habitación y enmudecimos (otra vez) con las vistas espectaculares sobre el cráter. Nos dimos una ducha y nos fuimos a comer. El restaurante tiene unos ventanales impresionantes sobre el cráter. La exquisita comida, acompañada de esas vistas fabulosas nos hicieron sentir como reyes. Después de marujear por el lodge (en esta library fue donde vimos un vídeo, titulado Here be dragons, que me hizo acordarme del amigo Sufur, unas escaleras impresionantes que me trajeron a la mente a Stulti y mis lecturas, tras un Audi plateado me hicieron rememorar a Iago. Con ellos vinisteis todos los demás a mi cabeza y soñé, por un momento, que si cerraba los ojos y me concentraba podríais aparecer a mi lado!




La tarde nos la tomamos de relax (arriba tenéis una imagen de las vistas que teníamos desde la terraza de la habitación...), leyendo, durmiendo, descansando el cuerpo del “masaje africano”, contemplando las vistas, maravillándonos con la decoración (que incluía hasta pinturas rupestres, falsas, claro, pero monísimas).



Antes de la cena hubo un espectáculo de masais. Todos muy monos, con sus collares, sus pulseras, sus cánticos y sus saltos imposibles. Idílico, os digo, si no fuese por la presencia de una panda (sí, he dicho panda) de hindúes que casi consiguen sacarme de mis casillas (bueno, eso tampoco es difícil). Qué poco respeto tiene alguna gente por los demás! Allí estábamos casi todos intentando disfrutar del espectáculo y este grupúsculo de personajillos que se creen dioses (más cuidado tendrían que poner en tratar a sus conciudadanos como personas y no como apestados, en lugar de ir siempre con la nariz señalando al cielo) pululando por allí como si estuvieran en el salón de su casa, sin importarles entorpecer el show, sin pensar por un momento que esas personas que actuaban se podían sentir incómodas o molestas, y sin imaginar, ni por un momento!, que los demás queríamos disfrutar de las danzas masais, no de las hindúes, que para eso estábamos en Tanzania!! Vamos, en resumen, que no me aguanté sin echarle a una de ellas la mirada de la cobra y una parrafada que me hizo sentirme más ancha que larga!

Días anteriores:
Día uno, aquí.
Días dos, aquí y aquí.
Día tres, aquí y aquí.
Día cuatro, aquí.

Continuará…

26 comentarios:

Anónimo dijo...

Quiero volver ya!

TQM El C.

Anónimo dijo...

chiquilla!!! ke viaje!!!

Stultifer dijo...

Que los que tengan que salir del hospital, salgan. He vuelto a robar la escalera.

idoia dijo...

qué fotos más chulis las del león!! sé que te debo mail,pero es que salgo de casa a als 10 y vuelvo a las 10...muerta y cansada de tratar con los niños!! cuando tengo un ratín te escribo y pongo al día!!! muaaah

La chica de ayer dijo...

Prefiero esas preciosas fotos del león vivo antes que las de los cuernos de animales muertos!!!!!!

LaLocadelMoño dijo...

Espero y deseo que tu mami, se mejore muy pronto y salga lo antes posible del hospital.
Increibles fotos, me sigue encantando tu viaje.
Besucos mil!

Sandum dijo...

Impresionante... Siempre me voy sin dejar huella, pero de este post adore todo, en especial las fotos, y tenia que decirlo... I'm speechless!

Besos maja!

BIRA dijo...

EL C, yo también TQM y volvería echando leches!

JAVI, gracias!

STULTI, será prontito, quizás hoy o mañana. La escalera era para ti, así que no lo considero robo.

IDO, verdad que sí? Me encantan esas fotos. Noticias tuyas llevo esperando siglos, pero ya sabes que te lo perdono casi todo.

CHICA, la del animal muerto (bueno, la calaverilla) pues es que también te encuentras eso. El ciclo de la vida. Cierto que da muchísima pena, pero...

WEBLARA, muchísimas gracias, cielo. Espero que a Aina también le guste :)

SANDUM, dejaste huella desde el primer post que te leí. Las huellas no me las vais dejando sólo en el blog. Y hasta aquí puedo leer.

Besos a todos y gracias, muchas gracias por pasar.

Thiago dijo...

Olassssssssss cari, aún ayer te escribí para saber de ti, pues estaba un poco extrañado de tu ausenci y me hacía falta otro capítulo de tus aventuras.

Bueno, ahora ya sé el motivo y tu preocupación. Espero que tu madre esté bien y se recupere pronto.

El post y las fotos espcetaculares, me encantan las del león pq se ven tan naturales y me encanta el sitio ese con su decoración de piedras. Parece mentira que se puedan encontrar una decoración tan a "la page" o como se diga, pues mas minimalista y modelno no la hay.

Y el Costillo to enamorao, el pobrño, jaaja ¡que monos los dos! Ah, y que la compi sea del trabajo no quita que pueda haber algo, ¡tu investiga discretamente (como tan discretamente te lo digo yo aquí, vamos, jajaaj).

Bezos, cari

Thiago dijo...

Cari, me sabe mal que te tragues mis post asi de cinco en cinco, y mas con la de cosas que tienes pendientes y tendrás que hacer. Lo bueno de mi blog es que si te pierdes uno (o mil) no pasa nada, pq no son una diario ni cuento nada interesante, jajaaj Asi que por favor no te lo tomes asi, que me siento mal yo, jajaj y al final me odiarás pq será como una obligación y no quiero, vale?

Venga otro bezo pa ti y pa costillo y pa tu madre y pq las enfermeras que la cudan, ya puestos, jajaja

bezos.

Di dijo...

Yo he de reconocer que he pensado que estaba leyendo un flechazo entre costillo y una masai blanca, soy así de retorcida! Qué wai eso de ir por ahi y pisar en lugar de una hormiga un elefante o mejor dicho que te pise él! jaja. Saludos!
p.d espero que se mejore tu madre.

Di dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Gracias a ti por compartirlo compartirlo.

anselmo dijo...

Dios, que bien lo pasasteis el día de mi cumple.
Las fotos de el leon son preciosas...que señorial.
Espero que tu madre mejore.
un beso

Carabiru dijo...

Ais, me acabo de leer tres capítulos del tirón! y qué envidia!!

:D

Lo cuentas maravillosamente!

Laura dijo...

Deseo que tu madre vuelva a casa muy pronto.
Las fotos del león me han encantado, qué preciosidad.
Besos.

Carabiru dijo...

Por cierrrrrrrrrrto! qué fotazas las del Costillo!!!

Las del león son la leche!

Anónimo dijo...

Ehhhh....he visto las fotos de mi gato Lucas...jajajajajajaja

Besos guapaaaaaaa

Yolanda

Dita Ciccone dijo...

madre mía, ¿te has hecho corresponsal del National Geographic o cómo va esto???
vaya lujazo...

qué envidia...(de la de verdad, de la insana ;-)

Anónimo dijo...

Hola he llegado a tu blog de casualidad y lo he ojeado un poco, si te he de decir la verdad me ha enganchado la foto, el paisaje que me resultaba familiar. Acabamos de hacer un viaje a Kenya, Masai Mara, y ha sido espectacular mis hijos lo han pasado en grande y han aprendido mucho.

Te prometo que seguiré con mis visitas.

Saludos.

Miss Mery Nile

Conxa dijo...

¿cómo se ha podido pasar esta entrada??????
espectacular el viaje, y la foto del león es preciosa,preciosa.
La foto inicial eres tú y el costillo???
qué grande es el costillo no???

Besos guapa

JAAC dijo...

Lo de que no haya cercas en ningún parque hace que los animales se metan donde quieran y como saben que no les van a hacer nada te los puedes encontrar en cualquier sitio. Cerca de la piscina o dentro del camping bebiendo agua del depósito de la cocina.
Aquí sí que te has ganado mi más sincero "odio" lo del león macho crecidito es algo que se nos quedó en el tintero... no me habría gustado que no hubieras encontrado ningún animal, pero no hacía falta que vieras tantos, eh?? jajajaja (Me alegro un montón por vosotros, conste!)

BIRA dijo...

IAGO, gracias por preocuparte. No estoy siendo muy latosa con los textos taaaaaaan largos? Mamá, gracias al cielo, ya está en casina. Tiene que seguir un tratamiento, pero dice que se encuentra bien. Gracias, tesoro.
Las fotos del león son de mis favoritas, y es que el tío parecía disfrutar posando. Precioso. Hay muchísimas más de ese mismo león en ese mismo momento, pero claro, no las iba a poner todas!! En algunas esa melena al viento, la mirada perdida en el horizonte me dejan sin habla hasta a mí!
El sitio tenía una decoración preciosa, todo en piedra y madera, con dibujos imitando a las pinturas rupestres, todo muy chulo y acogedor.

Ves? Ya me puedes poner cara! Por cierto, no me has dicho si parezco mayor que en la foto del perfil o no, jajajaja. Ah, y la compi... no creo, era bastante fea (ups).

No tiene porqué saberte mal que me de atracones en tu blog, Iago, tú eres muy productivo y yo disfruto de esas producciones. Así que no hay más que hablar. Tengo muchas, muchas cosas pendientes, es cierto, pero todo se andará. Hace días que estoy por debajo de los cien post pendientes, jajaja. Besos, tesoro.

BIRA dijo...

DI, tú es que tienes una imaginación...! Gracias, Mamá ya está en casa. Besotes.

JAVI, es un placer, aunque ya ves que voy despacito y faltan muchíiiiiiiiisimos días. Para no agotaros con nuestra aventura africana y que llegueis a tener pesadillas con leones salvajes o hienas hambrientas es por lo que voy metiendo otros post diferentes. Besotes.

ANSELMO, era para celebrarlo! Jajaja. Gracias. Besos.

CARABIRU, yo diciendo que son textos larguísimos y tú te tragas tres del tirón?? Mujerrr, a ver si te va a dar una indigestión, jeje. Gracias, cielo. Al Costillo le encantará leer lo que has puesto de sus fotos. Le va a crecer el ego un 25%. Besos.

LAURA, ya está en casita. Gracias. El león era un ejemplar fabuloso y muy coqueto, como puedes ver. Besines.

YOLANDA, pues vaya gato tienes! Cuidado cuando le eches de comer! Bicos.

DITA, ya quisiera yo, ya, pero ná, chica, no terminan de decidirse a contratarme. Perracos. Y qué sinceridad la tuya, jaja.

BIRA dijo...

ANÓNIMO - MISS MERY NILE, bienvenida y gracias por comentar. Siempre me intriga cómo llega la gente hasta mi blog. El relato de Masai Mara tiene que esperar un poquito, que faltan muchas cosas por contar hasta llegar allí. Es, como bien dices, un viaje espectacular. Me alegro de que hayais disfrutado. Gracias por la promesa!

CONXA, pues nun sé, porque con el volumen que tiene, jajaja. Sí, en la foto de arriba estamos el Sr. Costillo y la menda lerenda. Monos, eh? Aunque todavía no sé si babuinos o de cara negra, jajajaja. El Costillo es grande, sip, y yo muy pequeña... Besotes.

JAAC, en uno hay cerca, pero no hemos llegado a él en el relato. No me odies, hombre, por favorrrrrr, jeje. Vimos todo lo que queríamos ver y más. Los cinco grandes, porque había que verlos sí o sí, bebés de todas las especies, que era lo que más me apetecía ver a mí, y además, muchísimos otros animales, entre los que había muchos que yo no había visto ni en foto. Viendo las fotos y haciendo los post me doy cuenta de que, en verdad, tuvimos muchísima suerte. Besos.

Gracias a todos por dejar huella!

Y yo con estos pelos dijo...

Aiiiiiii me has dejado to loca con las fotos del leon, son tremendisimas!!!!!!!!