miércoles, 29 de octubre de 2008

Domingo, 14 septiembre 2008: DÍA 6. NGORONGORO

Tras un paréntesis (en parte para dejaros descansar, en parte por descansar yo) volvemos a Tanzania. Nos habíamos quedado en el Ngorongoro Serena Lodge. Tras el espectáculo de los masais y el “show” de los hindúes, cenamos, tomamos los cafés de rigor y nos fuimos a la cama. Esa noche la pasé mal, muy mal. Medio dormía a ratos, soñando tonterías, veía autos plateados (del libro que había estado leyendo) por todas partes, que se mezclaban con seres de otros planetas... una cosa rara os digo. El estómago me dolía como si uno de esos seres se hubiera instalado allí dentro... para quedarse. Me levanté hecha polvo, con la boca del estómago cerrada y con el cuerpo como si me hubieran dado una tremenda paliza. Para colmo de males, el Costillo tampoco se encontraba bien y lo suyo eran palabras mayores. Y habíamos quedado con Amir para bajar al cráter!! Y no queríamos perdernos esa experiencia por nada. Nos tomamos un café, incapaces de meter nada sólido en el cuerpo y decidimos arriesgarnos a ir. Entre otras cosas porque no sabíamos cuándo podríamos volver allí, porque habíamos estado demasiado tiempo planeando el viaje y porque no queríamos irnos con la sola imagen de la vista del cráter representando la Nada, como lo habíamos visto en el viaje de ida hacia Serengeti. Vamos, que hicimos caso a eso de ya descansaré cuando me muera.

Primero desde la habitación y después desde las inmensas cristaleras del restaurante observamos la inmensidad del cráter y la espesísima niebla que lo cubre. No están los ánimos para hacer fotos (de lo que me arrepentí más tarde). Sólo falta que con el cuerpo que tenemos hagamos el viaje para nada. Amir ha dicho que el cráter no habrá niebla, que podremos ver bien a los animales, porque como apenas hay árboles, es más fácil localizarlos que en otras partes. Además estamos “yo y mi vista de aguilucho”, pero hoy no tengo el cuerpo para bailes y dudo de mi capacidad.


Nos ponemos en marcha. La pendiente de bajada es más que considerable, pero nos alegra comprobar que a medida que bajamos la niebla va haciéndose menos densa hasta llegar a desaparecer. Una vez más Amir tenía razón y en el cráter, sin niebla de por medio, vivimos horas apasionantes que hicieron que dejásemos a un lado nuestras molestias estomacales.


Volvimos a ver leonas y leones, ellos con sus melenas al viento y ellas con la vista siempre atenta, cuidando de la familia, preocupándose de los pequeños, vigilando aquella gacelilla que pasa por delante, echándole el ojo como posible menú del día (y después los hombres piensan que han inventado algo!). Sus bebés me encantan, son gatitos de garras poderosas a los que te apetece mimar, acariciar... claro que habría que ver de qué calibre son sus “caricias”. El cerval se dejó ver un poco más, aunque sus jueguecitos al escondite nos sacaban de quicio. Es un animal precioso, quizás uno de los felinos más bellos, pero se esconde tanto entre los hierbajos que es casi imposible tomar buenas imágenes de su carita. Las coronadas nos regalaron poses graciosas, aunque se negaron a abrir las alas para el objetivo. Eso se haría esperar.

























Vivimos una “pequeña” migración de ñúes y cebras, y digo pequeña no porque fuesen pocos, que a mí me parecieron una barbaridad, sino porque la gran migración todavía no había llegado. Amir nos explicó que, al estar en época seca, llega un momento en que los animales tienen que salir hacia otra parte del cráter en busca del líquido elemento. Y en esto, como los humanos, parecían domingueros de regreso a casa. Las hileras de animales parecían interminables pero eso sí, guardando un cierto orden. Todos siguiendo a ese que hacía el papel de líder.
























Desplazándonos por la llanura infinita, rodeada, eso sí, de inmensas montañas por todas partes, como si de una caldera gigante se tratase, llegamos hasta el lago y nos quedamos boquiabiertos y patidifusos. Era, de nuevo, tener la nada frente a tus ojos. Un blanco tan puro que parecía nuclear y te hacía casi daño al mirar. Rompían la blancura cientos de flamingos, con su tono rosado, y ponían la nota divertida un grupo de jabalíes. Como he dicho, ya había visto jabalíes en España, pero nunca tan cerca, nunca en “su” ambiente. Es graciosísimo cómo doblan las patas delanteras para agacharse a comer. Y es que, claro, tienen un hocico tan largo que si no doblan las patitas, lo tienen muy chungo para llegar a las viandas.














Los buitres y las hienas se dieron un festín ante nuestra mirada, entre alucinada y asqueada, todo hay que decirlo. Ellas terminan casi teñidas de rojo y resultan, si cabe, más siniestras. También encontramos otras caminando y algunas durmiendo. Pudimos, por fin, obtener un primer plano y darnos cuenta de que no son tan feinas como parecen... La cadena alimentaria aquí se cumple a rajatabla: el depredador caza y mata a la pieza, y es su grupo el que se da el festín (que para eso han hecho el trabajo sucio. Después vendrán los buitres, que para eso se la pasan en los árboles observando dónde hincar el diente. Las hienas, que serán feas, pero muy listas, siguen a los buitres para saber dónde pueden comer. Además de todo esto, impalas, gacelas, miles de pájaros, charcas absolutamente abarrotadas de hipopótamos, calaveras de animales que sirvieron de cena a algún depredador... parece increible que en la época seca, en la que parece no haber nada que meterse entre pecho y espalda, haya tanta vida. Y, hablando de vida, pudimos observar lo que queda, ruinas, de lo que fue la casa de un alemán solitario, que vivió allí durante muchos años, antes, claro, de que aquello fuese declarado Parque Nacional. Qué bemoles tienen algunos!


Hicimos una parada en un lago realmente hermoso, coronado por un árbol junto al que todos queríamos fotografiarnos. Allí aprovechamos para ir al baño (ya estaba bien de hacer “turismo bañeril” en la sabana), fumarnos unos cigarrines y observar que hay quien lleva kilos de oro hasta en el fin del mundo. Antes muertas que sencillas.


En una de las zonas donde más vegetación verde hay nos encontramos con un par de elefantes, comiendo al lado de la carretera. El tamaño de sus colmillos era impresionante. Amir nos contó que tendrían aproximadamente sesenta años. En ese mismo “oasis” hicieron nuestras delicias las cebras y otros elefantes más jóvenes, a alguno lo pillamos en la hora del "baño".













A la hora de volver, ascendimos la tremenda pendiente que separa el cráter de nuestro logde y nos encontramos con un papá babuino y unos “niños” tremendamente escurridizos. A pesar de encontrarnos fatal, nos fuimos de allí felices por la cantidad de animales que habíamos podido ver y con la imagen de la luna llena sobre el parque grabada para siempre en nuestra cabeza. No pudimos comer. Nos duchamos y nos metimos en la cama. Allí pasamos horas y horas, leyendo, durmiendo. La tarde avanzaba pero seguíamos encontrándonos mal, especialmente el Costillo. Le dije que porqué no llamaba al médico (yo es que soy muy fantástica de la vida, y creo que siempre está todo a tiro de piedra). Después de testarudear un buen rato (no comprendo la tremenda aversión que sienten los hombres a ir al médico, de verdad), llamó a recepción para saber si había algún médico que pudiera vernos. Le dijero que sí, que el doctor llegaría a las seis y que pasaría por nuestra habitación. El Dr. Eric, más largo que un día de mayo sin pan y tan agradable como todas las personas con las que habíamos hablado nos dijo que veníamos más que preparados y que lo que nos sucedía no era nada grave, sino más bien una mezcla de transtornos por el cambio de alimentos, el cambio de clima (el día anterior el calor era infernal y en Ngorongoro hace más bien frío... vamos, que nos vinieron fantásticos los polares), el estar tanto tiempo en el coche... Así que abrió su maletín y sacó unas tabletas de pastillas, que nos vinieron como caídas del cielo (vaya usted a buscar una farmacia en esa zona!). A mí, además, me recomendó no tomar cítricos ni picantes en unos días. Sin cenar, volvimos a la cama y dormimos como angelitos. Por lo visto las pastillas del Dr. Eric (que se convirtió en uno de los personajes más recordados del viaje, aunque, claro, no era plan de hacerle foto, cachis!) empezaron a hacer su efecto y, unidas al cansancio acumulado, al agotamiento de tanto bache y tantos kilómetros, debimos dormir la friolera de catorce horas. Mañana sería otro día!


Días anteriores: Día uno, aquí.Día dos, aquí y aquí. Día tres, aquí y aquí. Día cuatro, aquí. Día cinco, aquí.



Continuará...

13 comentarios:

BIRA dijo...

Su madre, qué trabajo me ha dado esta entrada. No sé si todaaaaaaas las veces que le he dado a publicar os sale registrado en reader. Si es así, os pido disculpas, pero es que los textos y las fotos se puiseron locos y no ha habido forma humana de dejarlo mejor. I'm sorry!

Me he cagado en el htlm (jifk) y toda su santa madre. No entiendo porqué salen espacios donde yo no quiero que salgan, ni porqué si en la vista previa sale de una forma después a la hora de publicar aparece como le viene en gana. Estoy que me subo por las paredes... sniff, sniff

Thiago dijo...

jaja, pobre, cari no me extraña pq es que está llena de fotos, y es lo que mas cuesta de subir al blog.. Además parece que no , pero como en este post tu costillo y tu andais flojos de aquella parte, eso te deja sin fuerzas, jaajja

Pero bueno, vale la pena, cari, pq estos post son un libro en si mismos, una vez juntos te va a quedar todo mejor que MEMORIAS DE AFRICA (Y YO LLEVABA EL MARIDO PUESTO) ajajaja

Bezos y gracias por compartir estas experiencias con los pobres mortales que no pasamos del Manzanares, ajajja

belenmadrid dijo...

es que es muy complicao lo de cuadrar las fotos..

oye, lo de debajo del elefante es polvo al andar o qué?

por cierto, me alegro que hayas 'vuelto' :)

gaysinley dijo...

Jo peazo viaje, me encantan los posts viajeros... y más con fotos de animalitos, que guay!

A mi lo de las fotos me ha pasado alguna vez también, cuando he colgado fotos a izquierda o derecha del texto, de ahí viene el descuadre, truco: que a mi me funcionó, baja el texto/fotos con el enter, aunque en el previo queden muchos huecos aparentemente entre párrafos, vete dándole a vista previa verás como se van colocando... Espero te funcione, suerte!

Besos. Alber

Anónimo dijo...

¡qué fotos! El mal trago de estar malo se pasa y luego estás bueno, pero el mal trago de no haber ido y saber lo que te has perdido ese sí que no se quita.

Saludos.

MIGUEL

Carabiru dijo...

Bueno, al menos tuvísteis la suerte de que hubiese un médico a mano.

Creo que de tanto leerte o estoy haciéndome inmune a la envidia, o la estoy superando, jajajajajja.

Anónimo dijo...

hacia tiempo que no pasaba por aki pero ando muy liadilla muaks, gracias pro pasarte por mi blog!!!!

Anónimo dijo...

He cumplido las 10000 visitas y como no podía ser de otra manera este blog se ha llevado un premio. ¡Felicidades! Ya lo puedes recoger.

Mañana es Halloween y quiero hacer algo divertido como semana temática. Quiero poner las fotos de Blogger disfrazados en mi blog y que cada uno juegue a adivinar quien es cada uno. Ni se pondrán nombres, ni se dirá quien es quien.

Mandar foto a yeraydz@gmail.com

Talué

Laura dijo...

Bueno, tuvo de todo el viaje. En el reader aparece sólo una vez. Tiene su mérito colocar tantas fotos.
Besos.

Anónimo dijo...

Mañana hay fiesta de Halloween en mi Blog.

Quien quiera puede mandarme su foto disfrazado, da igual de que año a mi mail. yeraydz@gmail.com

Mañana pondre las fotos de todos y el juego consiste en adivinar quien es quien, pero nunca diré quien es quien de verdad.

Es para hacer algo nuevo

JAAC dijo...

Lo de ponerse malo en viaje tiene que ser terrible, eso de estar lejos y no poder aprovechar y pensar que estas perdiendo la oportunidad... glups, toco madera.

Lo de la niebla es una tradición del cráter, pero luego dentro nada. Un espectáculo como bien has contado.

Me alegro de que os recuperarais y que pudierais seguir con el viaje.

Lo de las fotos con tranquilidad. Es mejor tocar el HTML directamente, pero vamos, que te ha quedado muy bien.

Di dijo...

jaja es que te lo curras mucho! claro que todo lo que te lo trabajas es proporcional a la envidia que nos causa leerte a los demás! Vaya fotos!!!

Anónimo dijo...

Good Afternoon

This post was interesting, how long did it take you to write?