Decisiones equivocadas.

Como una estúpida. Temerosa de no sé muy bien qué, desconfiada de lo que puede haber al otro lado, en el ordenador desde el que se observa lo que escribo o lo que vivo. Sabiendo, como sé, que la información es poder. Pero cómo si fuera alguien con un oscuro pasado que esconder!! Así reaccioné ayer y tras horas dándole vueltas a la lavadora que tengo por cabeza, hoy me siento estúpida y tremendamente mal.

Un buen amigo, el mejor, dejó ayer un comentario en uno de mis post. Un comentario de los suyos, lleno de energía, de ganas de ver la vida de forma positiva, de subirme el ánimo que sabe anda por los suelos (la distancia, siempre la distancia, a la que se unen pequeñas o grandes cosas que causan, inevitablemente, tremendos quebraderos de cabeza). Se le “escapó” un detalle, un simple detalle geográfico y en mi estúpida cabeza saltaron todas las alarmas: y si fulanita, a la que no trago desde “aquella” vez que me dejó tirada lee esto? Y si menganito, al que tanto daño causé con mi silencio aparece por aquí justo el día en que me apetezca escribir de él, pues hay facetas suyas que echo tremendamente de menos…

Qué estúpida prepotente! Ni que esto fuese “palabra de Dios”, amén, leída por medio mundo. Y aunque así fuera, no le debo cuentas a nadie. Más bien al contrario.

Borré el mensaje y envié un mail a mi amigo explicándole que lo había hecho y mi porqué. El pobre, como siempre, disculpó mis paranoias (si es que tienes el cielo ganado, tesoro) y yo entonces me sentí todavía peor que antes. Y llevo dándole vueltas y vueltas y… qué coño!!, he llegado a la conclusión de que me importa un huevo de pato que fulanita o menganito se pasen por aquí y que si disfrutan de lo que ven, me alegraré por ellos y que si aprovechan “mi espacio” para decirme cuatro cosas que se hayan dejado en el tintero… siempre puedo hacer uso, esta vez de forma correcta, del botoncito de “suprimir el comentario”. Y es que yo, con cierta gente, lo tengo todo dicho y no tengo ni ganas ni fuerzas de decir nada más.

Y he pensado (la geografía me persigue peligrosamente estos días) que me gustaría estar ahora mismo en un lugar mágico en el que he estado en algunas ocasiones, un pueblecito perdido y abandonado, pero que nunca me ha dejado indiferente. Sentada sobre una de sus enormes rocas, sintiendo la energía que desprenden, y no sería la primera vez que cargae allí las baterías, en asuntos peores me han ayudado. O trepar por ellas y sentirme, por una milésima de segundo reina del mundo, y olvidarme de todo y de casi todos y albergar en mí sólo el espacio suficiente para los que quiero. Y apartar las paranoias y dejar de ser estúpida de una buena vez.

Ese lugar está en mi linda tierra, El Bierzo. Queda todo dicho.

Espero que sepas aceptar mis disculpas.

Psst. Este post fue escrito el día 30 de mayo, pero por unas cosas y por otras, y porque soy vaga y tenía esta foto sin escanear y era precisamente esta la que quería poner, y no me valía otra, no, tenía que ser esta... ha quedado así hasta hoy. Soy lo peor!