Hace ya unos años que dejé España, mi país natal, para venirme a vivir aquí. Nunca me he planteado hacer un balance del cambio por temor a descubrir que no todo ha salido como esperaba, que he “perdido” más que he “ganado” o que la decisión no fue la correcta. Y si no he hecho balance hasta ahora, no será hoy, cayendo agua a mares y con el cielo tan gris que asusta, cuando me decida a hacerlo. Estas cosas las urde el diablo.
El caso es que sí me planteo en ocasiones que hay cosas que irremediablemente me he perdido y no hablaré de las personales, como el día a día con mis idolatrados Papis (que ha sido, es y será la gran pérdida) o con los amigos, o el quedar para tomar un café y charlar, charlar, charlar. Echo tanto de menos esas conversaciones que cuando me dejo caer por España creo que hay hasta quien me rehuye, por no aguantar mi verborrea sin control. Que tal parece que he mutado en cotorra y la única que no se ha dado cuenta soy yo.
No es tampoco de eso de lo que quiero escribir hoy, que no tengo el día para ponerme trascendental, sino de lo que he perdido culturalmente hablando, por vagancia, por despiste, porque intentar estar al día en el tema musical o literario español por estos lares no es fácil (y como muestra, las aventuras y desventuras del Costillo-Calamar de Cuenca, CCC, para conseguirme el Todo Mafalda, que le hubiera salido mejor ir a buscarlo en persona), que voy anotando cosas que veo por ahí que pueden interesarme para cuando vaya a España comprarlas, y después, cuando llega la hora de hacer el tan deseado viaje… esas notas nunca aparecen porque soy un desastre y en lugar de tener una libretita para esos fines, voy apuntando en aquel papel donde hice la lista de la compra (porque mira que según están las cosas hay que aprovechar el papel lo máximo posible. Y claro, como esa idea la llevo casi hasta el extremo, mis famosas listas terminan un montón de veces en el contenedor de papel, junto a los periódicos y revistas viejas que tienen allí su último destino) o en papelillos sueltos que después nunca recuerdo dónde he guardado y que aparecen, de forma inevitable, una vez estoy de vuelta.
Dejando aparte el auténtico arsenal de libros que me he ido trayendo poco a poco, el tema literario lo voy arreglando cuando nos dejamos caer por Bélgica, ya que el Fnac que visitamos allí suelen tener mucha más variedad de libros en Español que aquí, y yendo al Instituto Cervantes, que tiene una biblioteca más que decente.
En el tema musical me confieso profundamente perdida. Mi sobrinísima es una ibm para recordar artistas, temas, discos, canciones (con sus letras, por supuesto!!) y muchas veces, hablando con ella de estos temas, me doy cuenta de que lo que me está contando me suena a chino mandarín. Di tú que ahí está youtube, dior lo bendiga, para actualizarme y en eso me echo a veces horas. El caso es que ayer no sé muy bien buscando qué me encontré con un temazo que me ha enganchado como pocos, que seguramente vosotros estaréis hasta la coronilla de escuchar, pero que yo no había oído nunca. La artista es Bebe, que sí conocía, por su Malo, por la cabecera de Aída y cuatro cosas más. El caso es que ayer decidí indagar algo más en el mundo musical que ofrece esta chica y me encontré la joyita titulada “Como los olivos”, de su trabajo “Pa fuera telarañas”, con un ritmo, una alegría y una filosofía de ver la vida,el amor, la amistad, interprétalo como quieras, que me ha llevado a escucharla una y otra vez.
Y algo tendrá, porque la escucho mientras escribo estas cuatro letras y el cielo que estaba gris se está abriendo, y el día que se ofrecía tan triste me parece más alegre ahora.
Como los olivos, Bebe
Como los olivos, sudan aceite.
mi cuerpo resbala sobre tu piel,
duerme hombre tranquilo en el jardín del Edén,
que la humedad desprende sabor a miel.
Silueta de duende que duerme en mi cama,
con alma de río que quita mi sed,
riega mis senderos hasta que florezca el edén,
que la humedad es fresca al amanecer.
Te robaré algún cabello,
para amarrarlo a la trenza de mi pelo,
y si te vas me iré contigo,
sin movimiento nos perderá el tiempo.
Sobre las caderas se mueve mi falda,
con el tintineo de tu risa y tu jaleo,
y al volver la noche me tendrás mimada,
bajo una luna de cenizas plateadas,
porque sobre las caderas se mueve mi falda, mírame,
con el tintineo de tu risa y tu jaleo,
y al volver la noche me tendrás mimada,
bajo una luna de cenizas plateadas.
Porque te robaré algún cabello,
para amarrarlo a la trenza de mi pelo,
y si te vas me iré contigo,
sin movimiento nos perderá el tiempo...
Yo soy del sur, tú eres del norte,
no hablamos el mismo idioma
pero haremos que no importe.
Yo soy del sur, tú eres del norte,
no hablamos el mismo idioma
pero haremos que no importe,
porque te robaré hasta el alma,
te enseñaré a bailar,
que te voy a dar mi piel hasta hacerte enloquecer,
te robaré hasta el alma,te enseñaré a bailar,
que te voy a dar mi piel hasta pedirme más.
Yo te robaré algún cabello
Para amarrarlo a la trenza de mi pelo.
Y si te vas me iré contigo
sin movimiento nos perderá el tiempo.
Te robaré algun cabello
para llevarte colgado de mi cuello
y si te vas me iré contigo
En el camino nos sobrará destino...
* * * * *
Psst.- El vídeo se lo he tomado prestado a
DianaPusky. Personalmente creo que ha hecho un buen trabajo de mezcla y regalándonos unas imágenes de verdad hermosas. Qué coño, qué llueva lo que quiera, no va a conseguir amargarme el día, hombreya!