lunes, 9 de febrero de 2009

Lunes, 22 de septiembre de 2008. El game drive.


Ya durante el game drive nos encontramos muchos impalas y gacelas y vemos unos animales nuevos, que no habíamos visto hasta ahora y cuya existencia yo ignoraba: los antílopes jirafa, que reciben ese nombre por lo largo que tienen el cuello. A diferencia de otros antílopes no comen pasto, sino que se alimentan directamente de los árboles (para algo tienen el cuello tan largo). Asistimos a una nueva lucha, en este caso son dos gacelas macho que andarán peleando para ver cuál de los dos se queda con la manada de hembras. Esta vida que llevan los bichos es un sinvivir, que tienes que andar luchando por todo, y total, para que al cabo de poco tiempo llegue otro más jovencillo y con más vigor (o con más ganas de darle al tema) y te destrone, quedándose con todas tus hembras!

























Nos encontramos con varias jirafas cruzando la carretera y es aquí, un poco más adelante, donde vivimos la historia que ya os he contado del león “acorralado”. La única nota negativa de todo el viaje (lo de William no fue más que una tontería, más si lo comparamos con el comportamiento de esos otros conductores). Como conté en aquella ocasión, aquí William nos demostró ser un buen conductor y un mejor guía. No sé si lo hizo por nuestras caras de repulsión o porque a él tampoco le gusta ese tipo de comportamiento, el caso es que nos sacó rápidamente de allí. Al menos habría un coche menos tocándole los bemoles al felino. Bien por William!














También podemos ver hipopótamos sumergidos hasta los ojos, que nos miran como diciéndo “ya te estás largando, que estábamos muy tranquilitos”, jabalíes en esas posturas raras que adoptan para comer, unos pajaritos que parecen el arco iris de tantos colores como tienen sus plumas, muchos antílopes de diferentes especies, que no habíamos visto nunca, ni siquiera en los documentales, a los que este viaje nos ha hecho adictos. Más allá, en un abrevadero similar al que hay en nuestro camp, vemos un numeroso grupo de elefantes absolutamente pintados de rojo. Tienen “cara” de malas pulgas. William nos vuelve a contar que estos son los más peligrosos que hay en todo el país, que los elefantes de los dos Tsavo son de lo peorcito que puedes encontrarte y que por nada le gustaría ver a uno de ellos realmente enfadado. Y hablando de los dos Tsavo, decir que antes eran un solo parque, pero al construir la carretera los dividieron en dos.














Más allá más jirafas y un chacal. Se está haciendo ya de noche y regresamos al camp, pero antes nos tocará experimentar en carne propia lo que William tanto temía. Casi cuando ya estamos llegando nos encontramos con tres elefantes, dos hembras y un bebé. Una de ellas cruza el camino, pero la otra está indecisa, no sabe bien qué hacer. William para el coche para que pase. Ella no se decide. Esperamos, pero nada. Y de repente, la muy jodía, pilla un mosqueo del quince (lógico, pobre, que querría proteger a su cría de posibles amenazas... que ella no tiene porqué saber que nosotros no somos cazadores ni pretendemos hacerles daño). Es impresionante ver a un elefante enfadado. Empieza a mover la cabeza hacia los lados, con muchísima furia, y las orejas, enormes, levantan un viento que parece un vendabal (ya sabeis que tiendo a exagerar). Las fotos son pésimas, pero de verdad es que estábamos acojonados y en esas condiciones en lo que menos piensa uno es en enfocar, ni bien ni mal. Si a semejante bicho le da por embestir la nissan salimos todos a tomar... por donde amargan los pepinos. Salimos de allí como podemos y llegamos a la “seguridad” del camp. Que me pregunto yo qué seguridad ni qué leches, si justo al lado de la escalera que sube hasta nuestra tienda hay tremendo “regalito” que nos ha dejado un elefante. Si ya decía yo que estos pasan hasta la cocina!

Tras una ducha la mar de rica, nos preparamos y vamos a cenar. Vemos algunos animalillos más dentro del camp, pululando por allí como Pedro por su casa. Estamos felices porque ha sido un día precioso. En el restaurante nos reciben casi con honores de jefes de estado. Nos asignan la mejor mesa (no por las caraterísticas del mueble en cuestión, sino por las vistas) y el maitre viene a interesarse por cómo nos ha ido el día, si está todo a nuestro gusto, si necesitamos algo... y a ofrecernos la mejor botella de vino de la casa!! Los otros turistas nos observan pensando que, o bien somos de la realeza de algún país desconocido (pues nuestras caras no terminan de identificarlas con las que ven en el papel couche) o si seremos reporteros de alguna cadena de televisión que esté trabajando en un reportaje importante. Flipan, porque aunque el personal es muy agradable con todo el mundo, no han tratado a nadie como a nosotros. Bien, parece que no hay nada mejor que poner los puntos sobre las íes para que la peña haga lo que tiene que hacer. Mientras cenamos, observo “que algo se mueve” en las vigas del techo. El maitre, que no pierde detalle, se acerca hasta nosotros con la mejor de sus sonrisas. Le preguntamos qué es eso que está ahí subido, que nos ha parecido ver algo. Y él nos dice que es una jineta y que si quiero hacerle fotos que me vaya con él, que desde aquí no van a salir bien. Es un animal bellísimo, como un gato, pero con aspecto más salvaje, aunque está realmente tranquilo, en su salsa.

Cenamos divinamente pero lo mejor de todo está fuera del restaurante. Esto es alucinante!! Un grupo muy numeroso de gacelas está literalmente dentro del camp. Como si de animales domésticos se tratara, ahí están todas ellas tumbadas en los jardines, unas vigilantes, otras descansando, alguna que quiere acercarse pero no es bien recibida. Nuestro camarero nos pregunta si hemos visto a los leones. Le decimos que no, y nos cuenta que han estado hace un par de horas en el abrevadero!! Lo del teatro que leimos a la entrada se queda corto. Esto es el espectáculo más bello del mundo. Nos tomamos nuestros cafetines y las correspondientes copitas de amarula y nos vamos a casa, pasando justo al lado de los animales, que ni se inmutan (quizás ayudó también que no nos pusimos a disparar fotos como posesos. No era el momento y esas imágenes quedarán para siempre en nuestras retinas, aunque no en nuestros álbunes). Si existe el paraíso debe ser algo parecido a esto!! Llegamos a la tienda (acompañados, por supuesto, que la vida salvaje está aquí mismo) y no podemos dejar de alucinar con lo que estamos viviendo, los elefantes siguen su rutina ajenos a nosotros, bebiendo, duchándose, mimándose unos a otros... a dos palmos de nuesras narices. Cada día es mejor que el anterior. Ya no sabemos qué animal nos gusta más, qué parque es nuestro favorito o en qué lugar nos han tratado mejor, porque de verdad el viaje está superando todas nuestras expectativas... con creces!


Continuará...

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Día catorce, aquí , aquí y aquí.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Disfruto mucho leyendote Bira. Te lo habrán dicho muchas veces, pero estás escribiendo un libro de viajes. Guarda todos los posts, tendrás un libro maravilloso.

Es un placer para mi empezar así el lunes.

MIGUEL

Thiago dijo...

jaja parece que el "toque" del Costillo ha dado su frutos y te has puesto las pilas, jajaj

Me encantane stos elefantes Tsavo que tienen peor caractar, jaaj No sabia que habia "manera de ser" entre los animales tb. Sera que los pobriños no pudieron ir a la escuela y nadie les impartió "Educación para la Elefantidiania"! jajaj

Asi que el paraiso, eh? te quedabas ahi para siempre y abandonabas a nuestros gatitos? pobres, se lo voy a decir...

Bezos cari.

Por lo demás bien?

Conxa dijo...

ayyyy BIra, que desesperación me está entrando. ¡tengo que ir YA!

Cuando llegue el momento ya me asesorareis tu y Jaac. Pero no creo que pueda esperar mucho mas.

anselmo dijo...

¿Os comísteis alguna de esas riquísimas gacelas?

gaysinley dijo...

Yo me quedo fascinado con tus posts, dignos de cualquier Nathional Geographic, lo digo en serio... geniales!

Que gran viaje, me encanta...

Un besote majetona. Alber

Doctora dijo...

Jajajaja.Dios,me he tragado una coma y he leido que los jabalies comian pájaros.

Anónimo dijo...

Hola Birin
Empecé a bajar por las imágenes antes de leer y cuando llegué a la del monito agarrado…¡Me encantó! Y luego ese pajarito colorido…¡Qué belleza! Cómo no van a dudar de cuál les ha gustado más si han visto maravillas. ¡Ay, qué envidia sana! (lo de sana es para quedar bien jajaja). Cuando seas una viejita (viejita, pero reinona) leerás todo esto y no podrás creer todo lo que has andado. ¡Es una barbaridad! Ya sé, ya sé que estás pensando…¡Y lo que me falta!
Me ha gustado, te sigo…
Besos

Sandum dijo...

Esto es mejor que ver episodios de Discovery (cosa que no hago) para mi casi todo lo leido es mejor... Saludos linda!

Anónimo dijo...

Proxima parada: Mombasa jajajajja

el c.

Anónimo dijo...

El Costillo tiene que estar dando palmas con las orejas. ¡Tiene un tesoro!

¡Muchísimas gracias por pasar, opinar y perder el tiempo en leer nuestras tonterias!

Para evitar las pesadillas yo tengo un remedio. Antes de acostarte tómate un vasito de leche con galletas. Luego que el Costillo te abraze y a dormir. Tu cerebro no "emitirá" esos DVDs.

¡Un besote!

MIGUEL

Laura dijo...

A mi me han gustado mucho los antílopes jirafa.
Besos.

Y yo con estos pelos dijo...

Mira que no me gustan nada los documentales pero yo creo que si te mandaran hacer uno me lo tragaba de fijo jajajaja me encanta como lo escribes y me ha sorprendido un monton lo de las gacelas jirafas! no las habia visto nuncaaa

JAAC dijo...

De acuerdo que llegará otro más joven o con más fuerza o con más ganas y le quitará el puesto, pero mientrss... que les quiten lo bailado!! ;-)

Tener un elefante cabreado delante tiene que ser duro... aunque tener delante a un león, un guepardo, un leopardo, un... vamos, casi cualquier animal cabreado tiene que ser una mala experiencia. Eso sí, lo que mola luego poder contarlo, eh? :-)