Amanecemos con una mezcla de sensaciones muy extrañas, por un lado recordando todas las experiencias que hemos vivido, que han superado con creces nuestras expectativas (hasta las del Costillo, que esperaba la hostia!) y de otro, una tristeza inmensa porque hoy haremos nuestro último game drive. No abandonaremos todavía el país, aún faltan algunos días para que se nos terminen las vacaciones, pero ya no estaremos más en los parques, en esos parques que nos han regalado tanta vida. Tras un buen desayuno, recogemos las cosas que faltan para las maletas y nos vamos hasta la recepción, donde hemos quedado con William, pero antes nos recreamos la vista con un grupo de simpáticos monitos que están dale que te pego con el despioje, con los juegos, pasando de la gente como de la mierda, a su rollo... La estancia en este camp, que tanto nos costó aceptar, ha sido buenísima y el trato extraordinario. Veremos si siguen cumpliendo lo prometido cuando lleguemos a Mombasa. El Costillo sigue insistiendo en que quiere hablar con el jefe. Por su parte William se ha comportado como un excelente guía, eso sí, tuvo que haber buena bronca para que lo hiciera. Qué pena de chico!
No hacemos propiamente un game drive, pero claro, para volver a la civilización hay que atravesar buena parte del parque y así nos vamos encontrando más animalillos, que nos miran con carita de pena (o eso quiero yo pensar) porque ya nos vamos. Ains. Además de las gacelas, los antílopes y muchos de los animales que hemos visto durante estos días, hoy tenemos la suerte de añadir uno más a la lista: a mitad de camino, William nos avisa de la presencia de dos zorrillos murciélago(son tan chiquitines que si no nos lo llega a decir no los habríamos visto). Son una cucada. Preciosos. Pequeños, pequeños y con unas orejas inmensas que utilizan casi como antenas parabólicas para saber dónde se esconden los insectos que les servirán de comida. Cómo vamos a echar de menos todo esto!!. Un poco más allá nos encontramos con una pareja de avestruces, macho y hembra. Aunque todo el mundo habrá visto alguno, de verdad son unos animales extraordinarios, rarísimos y apasionantes. Y ya no digo nada de las termitas, qué tremendas arquitectas están hechas las jodías. A lo largo de todo el viaje hemos ido viendo construcciones tremendas que constituyen verdaderas obras de arte.
Intentamos guardar en nuestra retina esos caminos interminables de un rojo tan intenso que será difícil olvidar, esas llanuras extensas que acogen tanta vida y esas nubes que parecen más juguetonas que en cualquier otro lugar del Planeta. Con toda esa tarea por delante llegamos a la salida del parque y algo se nos encoge dentro, mientras decidimos que hay que volver!! Durante el viaje hasta Mombasa vamos atravesando algunas poblaciones, nos cruzamos con inmensos camiones que transportan casitas prefabricadas con forma de choza y alucinamos con los contrastes tan grandes que se producen en este continente: al lado de un gran centro comercial las típicas cabañas que hemos visto en otros lugares parecen de juguete.
Finalmente llegamos a Mombasa (segunda ciudad importante tras Nairobi, la capital), isla situada a orillas del Océano Índico, pero conectada a tierra por diferentes puentes y vía ferry. De origen árabe, su nombre en swahili es Kisiwa Cha Mvita o Isla de la Guerra, debido a los frecuentes cambios de titularidad que ha sufrido a lo largo de la historia. Fundada por los árabes pasó por manos portuguesas, por el Sultanato de Zalzíbar... y terminó siendo un importante centro turístico y comercial de Kenia. El Puerto Kilindini es de vital importancia para el comercio, ya que es el principal puerto del África oriental, aunque el turismo ha perdido muchos puntos debido a la oleada de violencia étnica de 1997 y a las revueltas políticas del 2007.
Nos alojaremos en el Pinewood Village beach resort, pero para ello hemos de salir de Mombasa vía ferry. El Likoni ferry va hasta arriba de coches y personas, pero especialmente de personas y es que los minibuses (matatus) no cruzan en el ferry, porque tienen que pagar. Así que la gente llega hasta el ferry en un matatus, se baja, sube al ferry, cruza al otro lado y toma otro matatus. Las personas no pagan por usar el ferry, sólo los vehículos. El camino hasta el resort nos parece larguísimo, y nos vamos entreteniendo contemplando la vegetación salvaje que parece crecer por todas partes, las cabañas tan rústicas en las que viven, y los contrastes bestiales que existen en esta zona. Estas vacaciones, como creo haber contado ya, no estaban planeadas para esta fecha. En principio habíamos planeado ir en febrero, para celebrar nuestro primer aniversario de boda. Pero una operación de Mamábira y las revueltas sociales en Kenia nos hicieron cambiar de planes. Como era una celebración, el Costillo reservó, para los últimos días (en los que coincidía el aniversario) una suite en el Pinewood, con cocinero privado. De hecho nuestro primer aniversario lo pasamos separados, el Costillo en Holanda y yo con Mamábira en el hospital (pero mereció la pena, pues todo salió bien).
Finalmente llegamos a Mombasa (segunda ciudad importante tras Nairobi, la capital), isla situada a orillas del Océano Índico, pero conectada a tierra por diferentes puentes y vía ferry. De origen árabe, su nombre en swahili es Kisiwa Cha Mvita o Isla de la Guerra, debido a los frecuentes cambios de titularidad que ha sufrido a lo largo de la historia. Fundada por los árabes pasó por manos portuguesas, por el Sultanato de Zalzíbar... y terminó siendo un importante centro turístico y comercial de Kenia. El Puerto Kilindini es de vital importancia para el comercio, ya que es el principal puerto del África oriental, aunque el turismo ha perdido muchos puntos debido a la oleada de violencia étnica de 1997 y a las revueltas políticas del 2007.
Nos alojaremos en el Pinewood Village beach resort, pero para ello hemos de salir de Mombasa vía ferry. El Likoni ferry va hasta arriba de coches y personas, pero especialmente de personas y es que los minibuses (matatus) no cruzan en el ferry, porque tienen que pagar. Así que la gente llega hasta el ferry en un matatus, se baja, sube al ferry, cruza al otro lado y toma otro matatus. Las personas no pagan por usar el ferry, sólo los vehículos. El camino hasta el resort nos parece larguísimo, y nos vamos entreteniendo contemplando la vegetación salvaje que parece crecer por todas partes, las cabañas tan rústicas en las que viven, y los contrastes bestiales que existen en esta zona. Estas vacaciones, como creo haber contado ya, no estaban planeadas para esta fecha. En principio habíamos planeado ir en febrero, para celebrar nuestro primer aniversario de boda. Pero una operación de Mamábira y las revueltas sociales en Kenia nos hicieron cambiar de planes. Como era una celebración, el Costillo reservó, para los últimos días (en los que coincidía el aniversario) una suite en el Pinewood, con cocinero privado. De hecho nuestro primer aniversario lo pasamos separados, el Costillo en Holanda y yo con Mamábira en el hospital (pero mereció la pena, pues todo salió bien).
Pero vayamos por partes. Llegamos al resort y allí nos despedimos de William. Los últimos día se ha portado como un campeón y por ello le damos una buena propina (aparte del dinerico que “nos sacó” antes), que recibe con mezcla de sorpresa y remordimiento, como pensando que hubiera sido mejor no meter la pata y seguro que hubiera ganado más. No lo dudes, muchacho, pero tal vez así aprendas para otra vez. Eso sí, el Costillo le insiste en que está más que interesado en hablar con el jefe.
Continuará...
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11 comentarios:
Arsa con tu costillo. Hace muy bien.
si será dificil olvidar ese color rojo!!!
Me encanta el costillo.
(tu tambien eh?) pero a ti te lo suelo decir jajajajja
A vos sí que nadie te quita lo bailado. Qué viaje sensacional!! Me encantan las fotografías, me encanta que lo estés disfrutando.
BESOS
jaja que monos los zorrillos murciélago... Si el Pobre Darwin del que se cumplen 200 años estos dias hubiera vuelto a la vida seguro que no se va por ahi adelante a "descubrir" las especieas....¡Se ponía a leer tu blog!!! jajajaja
Al final ya ves, donde no queriais estabais de cine y William un encanto, mujer, jajaj Lo invitamos a Madrid? jaja
Bezos
Una maravilla de viaje.
Besos.
ANSELMO, uy el Costillo. No sabes bien! Cuando algo no está bien, si no protesta revienta. No suele hacerlo, eso sí, cuando no tiene razón (menos conmigo, claro, pero eso es otra historia).
besotes
CONXA, es impresionante el color de la tierra. Es una maravilla. Y no sé si las fotos le harán justicia.
Me encanta que te encante el Costillo, jeje. Bicos.
STANLEY, tú sí que sabes, jaja. Las fotos buenas son del Costillo, las mías son algo peores, aunque cuando fotografías algo tan bello, no tiene mucho mérito que salgan bien, no? Besotes
IAGO, y tanto, cari, me hubiera traído uno para casa. Son preciosos!! No sé yo si mi blog daría para tanto, pero oye, él podría intentarlo, jajaja.
William lo hizo mal... y se dio buena cuenta. Le dimos una buena propina (bastante más de lo que te recomiendan darles) pero si hubiera actuado de buena fe desde el principio se habría llevado más tajada.
Lo de invitarlo a Madrid... como no duerma en tu casa o en El Retiro, ya me dirás, que la menda por ahí no tiene propiedades, juas juas.
besos, cari.
Gracias, LAURA. besos
Recuerdo lo duro que es pensar en que vuelves a la civilización, porque, aunque sigas en el país ya no es lo mismo. No sales a los parques, no se ven animales... tenemos que volver!
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