Por abandono, dejadez o apatía. Porque la desgana, el desinterés, o mi galbana se unen a mi ya famosa gandulería y juntas constituyen una holgazanería sin igual. Quizás porque mi inactividad e indolencia se han transformado con el paso de los años en una inmensa pereza, poltronería sin par, muestra de la vagancia extrema o de una incomprensible dejación, dignas de estudio todas ellas. O a lo mejor se trata sólo de tedio. No sé.
Probablemente influye mucho que no me gusta nada (pero nada) andar, pues no sé hacerlo y, cada vez que me decido, salgo y parece que voy a apagar algún fuego o algo y corro, corro, corro y mis pies se resienten y mi ánimo se desinfla y ya no lo vuelvo a intentar hasta que no me queda más remedio.
Sea como fuere, el caso es que a tres minutos de casa se encuentra el Wilhelminapark, que me encanta, que consigue relajarme (a mí, que soy un espidifén en un vaso de coca-cola). Me encanta este sitio. Sin embargo, sólo me acuerdo de él y hasta me decido a acercarme cuando tenemos visitantes por varios días y, entre otras cosas de la ciudad, me apetece mostrarles este oasis en el asfalto.
El Wilhelminapark abrió sus puertas en 1898. Es de un tamaño considerable y hasta consta (como no podría ser de otra manera en un país donde la bicicleta constituye una parte más del cuerpo humano) de canal bici de ida y vuelta, ruta habitual de muchas personas en su cotidiano ir y venir del trabajo, o de los estudiantes que circulan por allí casi en manadas (que digo yo que ese trecho del camino a veces será demasiado tentador y, tal vez, si yo tuviese que atravesar el parque a diario para ir a otro sitio, seguramente la mayor parte de los días no llegaría a destino, porque me espatarraría, literalmente, en el césped y aquí paz y después gloria). Alrededor del parque, en lo que constituye uno de los barrios más selectos de la ciudad de Utrecht (así como uno de los más caros), se aglutinan un puñado de villas y casas señoriales que le dan un toque de cuento de hadas fabuloso. Las diferentes tonalidades verdes del parque contrastan con las de las casas, dibujando una imagen de postal. Uno de esos lugares en los que, encontrándote casi en el centro de la ciudad, la sensación es de estar en plena campiña. Una gozada para los sentidos.
Dentro del parque podemos encontrar una hermosa casona con techos de paja (techumbre similar a la de las pallozas gallegas o bercianas) que actualmente es un restaurante. Aunque más bien parezca la entrañable morada de una pareja de prícipes salidos de un cuento de los hermanos Grimm. Su historia comienza a principios del siglo XIX cuando se instaló allí un melksalon, lugar en el que no se servían bebidas alcohólicas y sólo era posible disfrutar de refrescos, leche o batidos. En la actualidad es uno de los restaurantes más chics y caros de la ciudad. Como anécdota contaros que el chef propietario, poseedor de estrellas Michelín en otros negocios, lleva años anhelando la concesión de una para este, sin que hasta la fecha (y hasta donde llega mi conocimiento) lo haya conseguido.
A cada paso te encontrarás con patos y gansos que harán las delicias de algunos y la pesadilla de otros, no tan amigos de las aves. A mí me encanta verles meterse en el agua y, en particular, disfruto viendo a las mamás seguidas por su inmensa prole de hijitos, enseñándoles a vivir. Como si fuera tan fácil!
Tengo o no tengo delito por no ir cada día?
10 comentarios:
Hola... lo prometido es deuda... Cuando he leido tu perfil y he visto Utrecht lo primero que he hecho ha sido buscar un mapa! para ubicarte... cuando hablo con alguien que me parece que está tan lejos siempre me acuerdo de la canción: ¿Qué hace una chica cómo tú en un sitio como este..?... jaja no me respondas!
Escribes muy bien, me he leido un par de post y me has echo reir, quizás si nos parecemos!! jaja
Una de mis vocaciones frustradas es la pintura, mi pintor favorito es Munch y después Van Gogh, si yo viviera en Holanda en lugar de ir al parque iría cada día al Museo Van Gogh claro que no sé si Museumplein te queda lejos! Este finde he visto por fin un Van Gogh y casi lloro!
Yo colecciono puntos de libro, aunque luego no los empleo por no estropearlos mira si soy tonta!
Bueno mañana me paso otra vez! Saludos desde España!
Hola Di! Re-bienvenida y muchas gracias por comentar.
Muchas veces también yo me pregunto qué (coño!!) hace una chica como yo en un lugar como este, no creas. Pero bueno, es una larga historia.
Me encanta haberte hecho reír, porque me parece más difícil que hacer llorar (además, para eso están los telediarios).
Van Gogh me encanta, pero te confieso que sólo he estado una vez en su Museo, aunque Amsterdam no nos queda lejos. Eso sí, tuve la inmensa suerte de que había una exposición, digamos, "conjunta" con Gauguin y habían traído también cuadros de Vincent que normalmente no están en Amsterdam. Es una gozada y no debes perdértelo. Aunque yo, siempre tan en las nubes, cuando estuve allí sentí una pena enorme del dineral que mueve su arte y la vida de perros que llevó él. En fin, estoy como el día, tristona.
Ah, yo no puedo tener nada sin estrenar, me da mal fario. Un día quizás escriba un post para explicar el porqué.
Lo dicho, gracias por pasarte. Nos leemos!
Un beso.
Hola Bira, te estoy muy agradecida por haber dejado tu comentario, y encantada de haber descubierto tu blog. Me gusta mucho lo que escribes. Y me gusta el título, lo de "que me quiten lo bailao" es una frase que utilizo muy a menudo últimamente. Gracias.
hola
a ese parque vamos a ir tú y yo(y el Costillo si él quiere)y nos llevamos unas tortillas y una empanada más botella de vino y qué viva la Pepa,afirmo¡
ya verás ya¡
besazos grandes
Qué me vas a contar a mí de la desidia, que la tengo ya interiorizada...
Menos mal que andar sí me gusta, y por ese parque no me importaría dar un paseo, siempre que haga bueno, claro.
Un beso
Hola, Laura. Bienvenida! Gracias por pasar y comentar (que a todos, creo, nos hace mucha ilusión). Esa frase la uso desde siempre y me encanta. Además, NADIE puede quitarnos lo que hemos disfrutado, vivido, viajado, amado. Podrán quitarnos todo lo demás, pero no eso. Un beso.
Queridísiiiiiiiiimo Haquiles. Esa tortilla de patatas me ha hecho salivar de forma compulsiva, al estilo Homer. Creo que he soñado con ella y todo. Pasear contigo es siempre un placer y tumbarse en la hierba y, sobre todo, charlar, charlar, charlar! (Uy, parezco el King Africa, por dios!!). Besotes inmensos.
Querido Pilgrim, seguro que tu "desidia" es bastante más productiva con la mía. Soy un desastre, aunque adorable (no tengo abuelas y no voy a estar todo el día tirando piedras contra mi tejado). Lo de andar, ya me gustaría ya, pero es que me puede. Yo soy más de llegar hasta allí, sentarme y contemplar el paisaje y las gentes. Vaga que es una. Besazos!.
Pues un poco, pq el sitio parece precioso... quizás tienes que tomarte con tranquilidad lo de andar y solo hacerlo para llegar hasta allí.. Un vez allí disfrutas, tirada en el campo, como dices. ¡se ve precioso!.
Me ha hecho gracia la cantidad de palabras distintas que has encontrado para describir tu pereza, hasta has usado una que no conocía: galbana! Pero has puesto, abandono, dejadez, apatía, desgana, desinteres, galbana, gandulería, holgazanarería, inactividad, indolencia, pereza, poltronería, vagancia, dejación y tedio....¡cari, háztelo mirar! jajaaj
Bezos.
Ay, Iago, tesoro, si es que es verdad, cada día estoy más vaga! Y más desganada, vamos, que arrastro una galbana que no puedo con ella.
Pero bueno, yo lo achaco a la primavera y, en consecuencia, ya pasará.
Por ejemplo, hoy he estado de reportera dicharachera para el post, pero no tengo ganas de hacerlo. Soy tremenda! Todo se andará.
Besos desde mi espesura mental!
HOlitas!!! pues yo soy una de esos enemigos de los pajarracos (que llaman patos y demás especies con plumas)Aún recuerdo cuando me llevaste allí que yo andaba como escapada,cual alma que lleva el diablo"" pues nada, voy a ver si hago la maleta que me voy mañana pal´pueblín!!! un besazo!!
Sí que tiene delito, sí, si es un lugar chulísimo!!!
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