jueves, 17 de abril de 2008

Entre flores anda el juego



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Estos días la inspiración me ha abandonado más que de costumbre. No es que sea una tipa con ocurrencias geniales ni una magnífica narradora de lo que pasa alrededor. No. Pero aún así me gusta escribir y lo hago (sin mucha inspiración, ya digo) con frecuencia. Pero estos días ni el tiempo ni las ganas han acompañado, aunque creo que queda más fashion echarle las culpas a la inspiración. Tal cual.


No tengo demasiada inventiva y, cuando tengo que destinarla a una actividad en concreto, mi capacidad no da para andar repartiéndola en distintos ámbitos. De ahí (entre otras cosas de las que hablaré en otro momento; tal vez cuando la ausente inspiración tenga a bien visitar esta casa) que estos días haya habido poca actividad en el blog. El caso es que hoy, volviendo un poco a la normalidad, me ha sorprendido un post de mi querido Iago, al hablar precisamente de lo que me ha tenido tan atareada estos días: el arreglo del jardín.

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Yo no tengo las dotes decorativas (e imaginativas) de Haquiles, ni el buen gusto de Don Pilgrim. No, no, yo soy una persona bastante simple (en estas cosas, que en otras soy más retorcida que el lazo de la sandalia de un romano), pero me complico enormemente al intentar hacer algo creativo. De ahí que le dedique horas y horas para que al final el resultado quede más o menos aceptable (lejos, en cualquier caso, de magnífico!!).

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Tampoco tengo la paciencia necesaria para dedicarse a estos menesteres, aunque a veces me sorprendo a mí misma, como en el caso de la planta de abajo, que llevo esperando tres años a que de flor. Este año por fin empezó (aquí la muestra) y todo iba por buen camino hasta que Chipie encontró que esas pequeñas florecillas parecían deliciosas... y se las comió. Corro un tupido velo, que no se diga que no soy defensora de los animales. De hecho, el minino sigue vivo y en casa. Y la planta, felizmente, ha vuelto a empezar con las flores, y ha sido colocada algo más lejos del alcance del feroz mixo.


He aquí como he sido paciente mientras ella iba creciendo.


En fin, volvamos al tema, que nos fuimos la madre del Costillo y yo a una hipermegasuperficie donde encontrar nuestras nuevas adquisiciones y allí me puse literalmente morada de tanta planta. En un país como este en el que a las flores casi se les rinde culto, os podéis imaginar la variedad existente en semejante superficie comercial (una especie de Carre4 pero todooooooooooo de plantas y/o cosas relacionadas). También, que me quedé medio pija, vendían peces (para estanques), pero unos pedazo de peces que más bien parecían tiburones, que hasta miedo me dieron y todo. Ver y no creer, oigan.



Al tema, que desvaríaaaaaaaas. El caso es que compramos un montón de plantas nuevas, entre otras muchas lavanda blanca, que le tenía muchas ganas, más lavanda morada, una rosa muy especial cuyo nombre ya no recuerdo. Que es que manda carallo la variedad inmensa de rosas que existen. Que da vértigo. También nuevas macetas porque algunas de las plantas ya necesitaban un pisito mayor y otros para las nuevas adquisiciones. En fin, un sindiós.





Al día siguiente comenzó la operación "jardín2008" (este verano en las mejores pantallas). Que si esta hortensia está enorme y hay que cambiarla de tiesto (con el consiguiente tirón de espalda para poder sacarla de donde estaba, levantarla en aire procurando no tocarla demasiado y colocarla en su sitio de nuevo), que mueve el pezado tiesto que será su nuevo hogar, que haz unos ejercicios de estiramiento que ya no tienes edad para cargar con semejante peso, que aquella lavanda necesita que le des un hermanito, que se ha quedado un poco achuchurría con el invierno, que aquellas flores hay que trasplantarlas inmediatamente y ponerles mucha agua. Regaderas por aquí, tierra por allá, piedras por acullá...




Hasta ahí el trabajo "fácil", después llega lo difícil de "dónde coloco esta? Aquí falta un poco de color, vamos a poner aquella maceta de allá, que con esas florecillas azules le dará un tono encantador. Que mueve esto un poco más allá, que pon esto aquí y lo otro acá. Que no te olvides de echarle los polvos mágicos a la hortensia-gay, que vale que haya querido salir del armario, pero a ti te gustaba más con sus tonos azules y violáceos...".









El resultado no ha sido (creo) malo del todo y, supongo que cuando empiecen a salir las nuevas flores (si las dichosas heladas que están cayendo no se empeñan en joder todos los brotes), quedará incluso bonito. Faltan todavía los pensamientos y algunas otras pequeñas adquisiciones de temporada, para darle más alegría y color. Este sabadín sabadete (a falta de camisa y polvete) intentaré acercarme al mercado de flores y hacerme con las cosillas que faltan. Aunque esto serán ya trabajos menores, porque los sitios están buscados y más o menos tengo una idea clara de lo que quiero. Aunque, claro, como siempre, después llegaré allí y me gustarán cosas con las que no había contado y volverá la vorágine de intentar poner todo en su sitio. Y sino, al tiempo!

2 comentarios:

Thiago dijo...

Ves, cari...

Te lo dije en mi blog y te lo repito aquí. Los blogs tiene lo bueno es que unos nos inspiramos en los otros y viceversa..

Te ha quedado un post precioso y muy documentado con fotos... ya sabemos que casi todo esta dicho, pero lo bueno de los blogs es que aportan un toque personal y cada uno cuenta lo que quiere a su manera... Tu post hoy es un jardín precioso, que alegra la vida...! Me encantan tus flores y tu gato come plantas, jajaa y como dices tu (igual que yo) manda carallo, jajaaj

Bezos.

BIRA dijo...

Iago, cielo, hoy te agradezco más que nunca que hayas pasado por aquí y, por supuesto, el comentario (máxime, siendo tan positivo). Porque ni sabes el número de veces que he tenido que editar, quitar fotos y demás porque salían como les daba la gana.

De hecho acabo de publicar otra entrada, todo texto, y ni siquiera me deja poner la separación entre párrafos como quiero. Manda carallo!!

Hartita me tienen hoy este "editor de textos" y su santa madre.

Un besazo, cielo!!!